Cuanto más pensamos en el futuro más veces volvemos la vista hacia nuestro pasado. Paradójicamente, las apuestas de turismo cultural en nuestro país fijan la vista no en nuevos productos, sino en los que ya tenían. Sólo faltaba darles el valor que se merecen y mostrárselo a los viajeros. Esta estrategia vale para situar la nueva iniciativa de Turismo de Navarra: la Ruta de los Castillos y Fortalezas de Navarra.
La ruta del norte. El castillo de Amaiur representa el último bastión de resistencia navarra a la corono castellana. Hace unos meses las excavaciones practicadas en su entorno han revelado la planta de la fortaleza y un fuerte construido en el siglo XVII, de estilo renacentista. El viajero en esta zona se hará una idea de los linajes históricos propios del lugar entre los siglos XIV y XV con dos ejemplos: las casas-torre de Donamaria y Lesaka.
La Ruta de Pamplona y comarca. En el Castillo de Tiebas se conservan restos de la construcción que el monarca Teobaldo I de Champaña mandó erigir en el siglo XIII, en estilo gótico francés y que fue residencia real, archivo de cancillería y prisión. La Ciudadela de Pamplona es el conjunto fortificado de Pamplona (s.XVI-XVIII), Monumento Nacional, es uno de los recintos abaluartados mejor conservados de Europa. Se conservan 5 km. de muralla y la Ciudadela (s.XVI), el mejor ejemplo de arquitectura militar del renacimiento español. En el Fortín de San Bartolomé, el Centro de Interpretación de las Fortificaciones permite revivir la historia de las murallas de la capital y su evolución.
La ruta de la Zona Media: la concentración de fortalezas. Son 9 los puntos de interés histórico y artístico de esta región navarra que se extiende de este a oeste. De este esplendor destaca el castillo-palacio de Olite, residencia tanto de los antiguos monarcas de Champaña como del reinado de Carlos III el Noble. El Cerco de Artajona, con 9 torres y 2 portales sumerge al viajero en un mundo perdido que se inició en el siglo XI. Se elevan para el deleite de los curiosos también las fortalezas de Ujué, de Javier (donde nació el patrón de Navarra), de Sangüesa, de Peña o el de Villamayor, residencia musulmana de Banu Qasi.
La ruta de la Ribera:
- Recinto amurallado del despoblado de Rada: uno de tantos núcleos urbanos que desaparecieron en época bajomedieval. Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz la cuadrícula medieval de sus calles y más de 50 casas, la necrópolis o cementerio y el aljibe. Destaca, sobre todo, junto con el torreón que domina el conjunto y un tramo de la muralla con dos torres, la pequeña iglesia románica, del siglo XII, en cuyo interior se exhiben paneles y materiales arqueológicos de los siglos XIV y XV.
- Castillo de Santacara: permanece en pie, restaurado y consolidado, uno de los frentes de la torre mayor del desaparecido castillo del siglo XIII. Con su imponente altura, de casi 30 metros, permite imaginar cómo era en época medieval y constituye un importante resto de la arquitectura militar navarra. Conserva a cierta altura una puerta de arco ojival, una buharda (elemento defensivo tipo balcón) y varias almenas. Gran panorámica.
- Castillo de Marcilla: se salvó de la demolición gracias a la intervención de la marquesa Ana de Velasco. Palacio gótico con muros de ladrillo, matacanes, torres, foso y puente de acceso. En él, según la tradición, se guardó la espada Tizona del Cid Campeador.
- Torre Monreal de Tudela: torre defensiva aislada, que en el siglo XIII servía como atalaya de vigilancia de la ciudad. Sucesivas reconstrucciones han ido transformando su aspecto exterior. En la actualidad es una fortificación de planta hexagonal, al estilo de los fuertes fusileros del siglo XIX, con remate almenado y un garitón circular. En el interior se conserva el único vestigio de su origen medieval, el aljibe o depósito subterráneo de agua. En su interior se puede visitar una gran cámara oscura, única en Navarra, que proyecta imágenes de la ciudad en tiempo real.
- Castillo de Cortes: castillo del siglo XII declarado Bien de Interés Cultural. Es un inmueble complejo, con una superficie construida de 4.538 metros cuadrados, que conserva la antigua distribución: un amplio perímetro amurallado en torno al patio de armas; la vivienda señorial en el flanco occidental y una torre prismática coronada por almenas con una ladronera sobre matacanes en el lado sureste.